La guitarra emblemática del Rock mundial , regresa con un trabajo solista , en el que la voz de su compañero de la vida, Mick Jagger, no se extraña en absoluto.
Es difícil escuchar a Mick Jagger, sin la guitarra de Keith Richards, y tal vez por eso, siempre sospechamos que a los discos, de la boca más sensual del rock and roll, los compone una sociedad anónima , conformada por un robot trendy y los ejecutivos de su discográfica.
Pero en cambio nadie extraña, ni por asomo, la voz de Jagger , en los discos de Richards. Será porque lo que "¿canta?" Keith, le calza justo a su voz, ese gruñido asmático , de animal viejo, que suelta cada vez que le toca izar el tono , para inyectarle entusiasmo al estribillo de sus canciones. Este Crosseyed Heart , es decididamente un honesto muestrario de roots, en todas sus aceptaciones, de Paramount a Chess y de Sun a Stax. Porque a Richards le pica por apretar el play del grabador, cuando la inspiración viene del lejano pasado.
Este álbum, que llega , tras un hiato de 23 años (el último había sido Main Offender, del '92) , trae blues domesticado, a puro surco Vocalion: la canción que da título al disco (por lejos la mejor y la más breve), y "Goodnight Irene", del precursor Leadbelly. Pero también el viejo Keith, revisita esas raíces , que ya vienen mareadas & envasadas, en origen desde Kingston, como "Love Overdue" (Gregory Isaacs) y hasta tiene tiempo , de provocar un tembladeral rockabilly , con "Blues In The Morning", con el saxo post mortem de Bobby Keys.
Las guitarras están tocadas con pureza, y estilo práctico, y jamás, se permiten transgredir los límites , de la estridencia post-valvular. Salvo, claro, cuando su prima hermana Telecaster, lo obliga a colarse en las radios , con un potencial clásico del futuro como "Trouble". Como para ajustar el moño del regalo, Richards bajó también, un par de esas canciones low-fi con su marca, "Illusion" (un dueto con Norah Jones), y casualmente "Just A Gift". Pero no era necesario: para entonces el disco, ya había ganado la batalla.
Keith Richards: a tribute to the roots (Crosseyed Heart Analysis)
The iconic Rock guitar world, returns with a solo work, in which the voice of his life partner, Mick Jagger, not strange at all.
It's hard to hear Mick Jagger without Keith Richards guitar, and maybe that's why, always suspect discs, the more sensual mouth of rock and roll, up a corporation formed by a robot and trendy executives at his record.
But however one strange, even remotely, the voice of Jagger, Richards discs in. It's because what they "sing?" Keith, it fits right into his voice, that asthmatic grunt old animal, loosing every time he touches you lift the tone, to inject enthusiasm the chorus of his songs. Crosseyed Heart This is definitely an honest display of roots in all its acceptances to Paramount Chess and Sun Stax. Because Richards stung by pressing PLAY on the recorder when the inspiration comes from the distant past.
This album, which comes after a hiatus of 23 years (the last was Main Offender, '92), bringing domesticated blues, pure groove Vocalion: the album's title track (by far the best and shortest ), and "Goodnight Irene", the precursor Leadbelly. But the old Keith, revisits these roots, which are already dizzy & packed, originally from Kingston, as "Love Overdue" (Gregory Isaacs) and even has time to cause a rockabilly quagmire, with "Blues In The Morning" with the saxophone of Bobby Keys post mortem.
The guitars are played with purity, and practical style, and never be allowed to transgress the boundaries of the post-valvular stridency. Unless, of course, when his cousin Telecaster, forces him to sneak into the spokes, with a potential future classic like "Trouble". To adjust the bow gift, Richards also dropped a couple of those songs low-fi with your brand, "Illusion" (a duet with Norah Jones), and casually "Just A Gift". But it was not necessary: by then the disk, had already won the battle....
No hay comentarios:
Publicar un comentario