«Sólo la multitud puede hacer que te sientas tan solo...» ("Before They Make Me Run")
elmundo.es
por Sonia Aparicio
Cómo condensar aquí la vida de una leyenda... Keith Richards (Dartford, 1943) lo cuenta todo en sus memorias: el único hijo de Doris y Bert nació y se crio a 50 minutos en tren de Londres, un niño flacucho que odiaba las asignaturas de ciencias, amedrentado por el matón del cole, soprano del coro hasta que le echaron cuando cambió la voz en la pubertad.
Richards mamó su pasión por la música de su madre, Doris, y su abuelo Gus. Era un crío cuando Ella Fitzgerald, Big Bill Broonzy, Sarah Vaughan o Louis Armstrong sonaban en la radio que Doris ponía en casa. Los paseos con Gus y su perro terminaban de charla con algún artesano en la trastienda de algún comercio musical. «Allí me enamoré de los instrumentos». Pero lo que de verdad le marcó fue escuchar 'Heartbreak Hotel', de Elvis, una noche en Radio Luxemburgo. Una de esas tantas noches que aquel crío que creció sin cintas de cassette ni iPods pasaba abrazado a la radio de su madre, deseando que la señal no se perdiera —como era habitual— en mitad de la oscuridad. A los 10 años Doris le compró su primera guitarra, una Rosetti. Le costó 10 libras. A menudo dormía con ella.
Fue en el andén 2 de la estación de Dartford donde una mañana de octubre de 1961 Richards coincide con un chaval que conocía de vista del pueblo: se fija en él por los discos de blues que lleva bajo el brazo. Es Mick Jagger, que pronto se convierte en el hermano que nunca tuvo Keith, colega, confidente, amigo... Mick le introduce en los clubs de Londres, empiezan a tocar con otros músicos —al principio sólo versiones—, llegan las primeras actuaciones en los locales del Soho, al principio gratis y por algo dinero después, nadie está pensando entonces en hacerse rico, es la pura pasión por el blues. El primer 'bolo' importante llega, en julio de 1962, por casualidad, porque el grupo de Alexis Corner suspende una actuación en el Marquee Club para participar en un directo de la BBC.
Mick y Keith encontraron cada uno en el otro a su media naranja, un diamante en bruto para la Historia de la música, «siempre codo con codo, a las duras y a las maduras, hasta que la cosa despega de verdad y por fin tienes tiempo y espacio para comprender qué es lo que no te gusta del otro». En sus memorias, Richards dedica a Jagger muchas palabras como éstas, siempre con cariño, reconociendo con tristeza su distanciamiento, insalvable. Dice que Mick es «presuntuoso», «frívolo», «mandón»... La gran traición que Keith dice que no le puede perdonar es que en 1987 anunciara una gira en solitario.
Por un accidente infantil perdió un trozo de un dedo que quedó plano y afilado. «Puede tener que ver con mi manera de tocar», ha dicho este compositor que revolucionó el sonido de su guitarra con la 'afinación libre de cinco cuerdas': una cuerda menos obliga al músico a replanteárselo todo, porque todo suena distinto. Y él mismo se creaba sus instrumentos. «Cambias de cuerda y de repente te encuentras con todo un mundo nuevo al alcance de la yema de los dedos». Hoy, Richards está considerado uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos.
Haleema Mohamed fue su primer amor. Ronnie Bennett, cantante de Las Ronettes, su primera pasión. Anita Pallenberg, su primera relación duradera, desde que en la gira de 1967 se 'encontraron' en el asiento trasero de un Bentley, en algún lugar entre Barcelona y Valencia, camino de Tánger (Anita era entonces novia de Brian Jones y años después también tuvo un lío con Jagger; cosas del rock). De aquella relación le quedan a Keith muy buenos recuerdos, dos hijos, Marlon y Ángela, y la sombra de un bebé, Tara, que falleció de muerte súbita. Alexandra y Theodora son hijas de su matrimonio con Patti Hansen, su pareja desde 1979 y con quien se casó en 1983. Hoy, Keith y Anita tienen tres nietos.
Luego están las leyendas: aquello de que se cambió la sangre (Richards asegura que se lo 'soltó' a unos periodistas para que le dejaran en paz y que la prensa se encargó de alimentar el mito) o que esnifó las cenizas de su padre (algo de cierto en ello parece que sí hay). ¿Y qué decir de las drogas? Richards se bebió, fumó, esnifó y pinchó de todo. Y lo cuenta a vena abierta, sin tapujos: las situaciones límite, las redadas, los viajes —los de trabajo y los lisérgicos—, las detenciones, todos los intentos de desintoxicación... Él mismo se sorprende de que Anita y él hayan sobrevivido a aquellos —y tantos— años de adicción y es muy consciente de todos sus excesos: «Llega un momento en que pierdes la noción de la realidad porque se te ha ido la mano, pero te lo estás pasando demasiado bien, escribiendo canciones, y hay tías por ahí... Al final, es la movida del rock & roll».
Keith Richards, guitarist for five strings (Part 3)
"Only the crowd can make you feel so alone ..." ("Before They Make Me Run")
elmundo.es
by Sonia Aparicio
How to condense here the life of a legend ... Keith Richards (Dartford, 1943) tells all in his memoirs, the only child of Doris and Bert was born and raised 50 minutes by train from London, a skinny boy who hated science subjects, cowed by the bully from school, soprano in the choir until his voice changed cast when in puberty.
Richards nursed his passion for music from his mother, Doris, and his grandfather Gus. I was a kid when Ella Fitzgerald, Big Bill Broonzy, Sarah Vaughan and Louis Armstrong played on the radio that Doris put at home. Walks with his dog Gus and chat ended with a craftsman in the back of some music industry. "There I fell in love with the instruments." But what really marked him was heard 'Heartbreak Hotel' by Elvis, one night on Radio Luxembourg. One of those many nights that this kid who grew up without cassette tapes or iPods went to radio embraced his mother, hoping that the signal is not lost-as usual-in the midst of darkness. At 10 years Doris bought him his first guitar, a Rosetti. It cost 10 pounds. Often he slept with her.
It was on the platform 2 of Dartford station where one morning Richards October 1961 coincides with a kid who knew the people: it is set by the leading blues records under his arm. Is Mick Jagger, who soon became the brother I never had Keith, colleague, confidant, friend ... Mick introduces you to the clubs of London, began playing with other musicians-at first-only versions, get the first local performances in Soho, the first free money for something later, then nobody is thinking about getting rich, it is pure passion for the blues. The first bolo important arrives in July 1962, by chance, because the group of Alexis Corner suspended a performance at the Marquee Club to participate in a live BBC.
Mick and Keith found every one another for their other half, a diamond in the rough for the History of Music, "always side by side through thick and thin, until the thing really takes off and finally have time and space to understand what you do not like the other ". In his memoirs, Richards Jagger spent many words like these, always with love, recognizing their distance sadly, insurmountable. Mick says he is "presumptuous," "frivolous," "bossy" ... The great betrayal that Keith says that he can not forgive is that in 1987 announced a solo tour.
For a childhood accident lost a piece of a finger that was flat and sharp. "You may have to do with my playing," said the composer who revolutionized the sound of your guitar with the 'five-string open tuning': a string less forces the musician to second guesses everything, because everything sounds different. And he himself created his instruments. "You change strings and you suddenly find yourself with a whole new world within reach of the fingertips." Today, Richards is considered one of the best guitarists of all time.
Haleema Mohamed was his first love. Ronnie Bennett, lead singer of The Ronettes, his first passion. Anita Pallenberg, his first relationship, since the tour of 1967 'found' in the backseat of a Bentley, somewhere between Barcelona and Valencia, Tangiers Road (then girlfriend Anita was Brian Jones and years later also had an affair with Jagger, things rock). Of that relationship remain for Keith very good memories, two sons, Marlon and Angela, and the shadow of a baby, Tara, who died of sudden death. Alexandra and Theodora are daughters from his marriage to Patti Hansen, a partner since 1979 and whom he married in 1983. Today, Keith and Anita have three grandchildren.
Then there are the legends: the thing that they changed the blood (Richards ensures that the 'loose' a few journalists to leave him alone and that the press was responsible for feeding the myth) or snorted the ashes of his father ( some truth in it seems that there is). And what about drugs? Richards drank, smoked, snorted and pricked all. And the vein open account, openly: boundary situations, raids, travel, work and the lysergic-, arrests, all attempts to detox ... He himself was surprised that he and Anita have survived those-and many-years of addiction and is well aware of all its excesses: "There comes a time when you lose track of reality because you have gone too far, but you're having too well, writing songs, and there are aunts out there ... In the end, is the move of rock & roll. "
No hay comentarios:
Publicar un comentario