domingo, 13 de mayo de 2012

Mick Jagger, los cuentos de nuestra madre australiana (Por Chris Jagger)

En la víspera de su segunda gira por Australia, el músico Chris Jagger revela una peregrinación muy personal. Su madre y la de Mick Jagger nació en Sydney. Si ella y su madre se hubieran quedado aquí con su padre, la historia de su familia hubiera sido muy diferente.

Cuando visité por primera vez Australia, en 2005, hice algunos conciertos con el pianista Ben Waters y el dúo australiano Primo Leonard. Fue un encuentro con mis primos reales, eso hizo el viaje tan especial.
Cuando volé hacia el norte de las torre Brisbane y miré hacia atras a la Botany Bay - el mar brillando bajo el sol tras una refrescante noche de lluvia- Me sentí abrumado por la sensación de que a pesar de que Sydney es un lugar tan hermoso, había traído dolor y angustia a mi madre , y a su madre, también.
Pasaron 87 años desde que mamá y la abuela se habían marchado para no volver, dejando tras a mi abuelo, a quien nunca voy a conocer. Inesperadamente, se llenaron de lágrimas mis ojos por los años pasados y sentí el dolor de la despedida.

Mick Jagger, tales of our Australian mother (by Chris Jagger)


On the eve of his second Australian tour, musician Chris Jagger reveals a very personal pilgrimage. His and Mick Jagger's mother was born in Sydney. Had she and her mother stayed here with her father, their family's story would have been very different.


When I first visited Australia, in 2005, I did some shows with pianist Ben Waters and Australian duo Cousin Leonard. It was a get-together with my real cousins, however, that made the trip so special.
When I flew north towards Brisbane and looked back at Botany Bay - the ocean shimmering in the sunshine after a freshening night of rain - I was overwhelmed by a sensation that although Sydney was such a beautiful place, it had brought grief and heartache for my mother, and her mother, too.
t had been 87 years since nan and mum had departed, never to return, leaving behind my grandfather, who I would never meet. Unexpectedly, t had been 87 years since nan and mum had departed, never to return, leaving behind my grandfather, who I would never meet. Unexpectedly, tears welled in my eyes as the years fell away and I felt the pain of their farewell.



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