viernes, 20 de enero de 2012

Ron Wood y la casa número 8 de la avenida Whitethorn





pasajes en "Memorias de un Rolling Stone" 




El número 8 de la avenida Whitethorn fue el primero hogar en tierra firma para mis padres, y para mí el centro del universo durante los primeros quince años de mi vida.Nuestra vivienda municipal era una casa de dos plantas con dos habitaciones en cada una más un minúsculo desván en lo alto de la escalera . Allí apenas cabía una cama pequeña y todo el mundo de la manzana se refería a ese cuarto como "la caja" . Cuando yo era pequeño, mis hermanos Art y Ted compartían una habitación, mis padres tenían la suya y yo dormía en la caja.
Todo lo que sabía del mundo estaba en las viviendas municipales de Yieswel, a la sombra del aeropuerto de Heathrow , y toda la gente que conocía vivía a tiro de piedra de la avenida Whitethorn....




Cuando las fiestas en el número 8 empezaban a animarse, nos decían que nos fuéramos a la cama y nosotros nos quedábamos en lo alto de la escalera escuchando la música. Luego, tan pronto como podíamos, nos escabullíamos escaleras abajo, nos metíamos debajo de la mesa, y nos escondíamos tapados por el mantel.........




Las imágenes más vívidas que tengo de mi infancia son todas felices. Son imágenes de fiestas, montones y montones de fiestas, y de música sonando constantemente por todas partes ..... 





Los fines de semana siempre había fiesta. Cuando echaban a la gente del pub a la diez y media, mi padre gritaba : " Todos al número 8" ! . Los juerguistas agarraban tantas botellas de Guinness, rubia y negra, como se podían agenciar, ocupaban la casa y colocaban el piano entre la puerta principal y el salón. La gente siempre tenía que trepar por encima o arrastrarse por debajo para entrar y salir de la casa. Entonces empezaba la música.......




Ademas de las Guinness, todo el mundo llevaba sus instrumentos, lo que quería decir que había peines con papel, mirlitones, acordeones y cucharas. Y no sólo estaba la familia en esas fiesta. Papá tenía un grupo de colegas con nombres tan estrafalarios como Onions, Tatters, Dingle, Treacle, Patsy, Chalky, Benny, knobby, Butcher y Bongo. Unos eran gitanos de las barcazas y otros refugiados de los hipódromos, pero todos eran músicos, todos se emborrachaban como cubas y todos estaban chiflados.  Se presentaban para la juerga el sábado por la noche, y cuando yo bajaba para deesayunar el domingo por la mañana, esos tipos seguían aún allí tirados por toda la casa. Tumbados sobre cualquier mueble y envueltos sobre una rancia nube de alcohol. Mi madre bajaba y gritaba: "Fuera de aquí, todo el mundo fuera....!", y entonces todos empezaban a gemir para que Archie , mi padre, acudiera en su rescate. Él bajaba a duras penas, , todavía medio dormido , y le suplicaba a mamá: "Anda, se buena, son mis colegas." Ella seguía gritando que tenían que marcharse, y él le explicaba: "No pueden irse todavía porque el pub aún no ha abierto"! . La camelaba con dulces palabritas y ella acababa cediendo y preparando el desayuno para todos........ 




Las fiestas solían ser los viernes y los sábados por la noche, pero si el domingo por la tarde conseguían recoger suficientes botellas vacías de Guinness, devolvían los cascos y con el dinero que conseguían compraban unas cuantas cervezas más para seguir la fiesta el domingo por la noche.......




La sala de atrás del número 8 de Whitethorn podía haber servido de comedor si no hubiese estado llena, desde el suelo hasta el techo, de discos e instrumentos . Era nuestra sala de música, y allí organizaban mis hermanos ruidosas fiestas con sus amigos beatniks de la escuela de arte. Mi tío Fred quitó unos cuantos ladrillos en el tabique que separaba la cocina de la sala para abrir una ventana a través de la cual mi madre llenaba las tazas de té o café sin necesidad de molestar a nadie. Aquello era como un bar clandestino......




Hace unos cuarenta años que ninguno de nosotros vive en el número 8, y en la actualidad hay un pequeño porche construido en la parte de delante. El hombre que vive allí ahora le contó al primo Beryl que todo el mundo sigue refiriéndose al edificio como "la casa de los Wood" . Un día al cavar en el patio trasero, desenterró unas mil setecientas botellas de Guinness. Admito haber usado un centenar para construir hogares para mis galápagos, pero las demás debo adjudicárselas a mi padre......




Mi madre me contó que la casa del número 8 de la avenida Whitethorne tenía una gran grieta que la atravesaba justo por el medio. Me dijo que aquella grieta se había abierto cuando la casa dio un gran suspiro de alivio al enterarse de que la familia Wood finalmente dejaba el lugar. Pero yo no lo creo así. Puede que fuera una casa diminuta, pero era una casa alegre y llena de vida, y sé que la grieta no era más que una sonrisa por todas las fiestas vividas allí. 



Ron Wood and the house number 8 Whitethorn Avenue

passages in "Memoirs of a Rolling Stone"
The number 8 Whitethorn Avenue was the first mainland home for my parents, and for me the center of the universe during the first fifteen years of my vida.Nuestra municipal housing was a two-storey house with two rooms each more a tiny attic at the top of the stairs. They barely fit a small bed and everyone on the block that room referred to as "the box". When I was little, my brothers Art and Ted shared a room, my parents had theirs and I slept in the box.All he knew the world was in Yieswel municipal housing in the shadow of Heathrow airport and all the people I knew lived within walking distance of Whitethorn Avenue ....

When the festivities at 8 began to cheer, we were told that we should go to bed and we stayed at the top of the stairs listening to music.Then, as soon as we could, we scurried down the stairs, we crawled under the table, and we hid hidden by the tablecloth .........

The most vivid images I have of my childhood are all happy. They are images of parties, lots and lots of festivals, and music constantly playing everywhere .....

On weekends there was always party. When people took to the pub for half past ten, my father shouted: "All at number 8"! Revelers grabbed as many bottles of Guinness, blonde and black, as they could solicitation, occupied the house and placed the piano between the main gate and lounge. People always had to climb over or crawl under to enter and leave the house. Then the music began .......

In addition to the Guinness, everyone had their instruments, which meant I had scallops with paper, Mirliton, accordions and spoons. And not only was the family in such a party. Dad had a group of colleagues with quirky names such as Onions, Tatters, Dingle, Treacle, Patsy, Chalky, Benny, knobby, Butcher and Bongo. Some of the barges were gypsies and other refugees from the racetracks, but they were all musicians, all as drunk tanks and all were nuts. Presented to the fun on Saturday night, and when I went down to deesayunar Sunday morning, these guys were still there, lying around the house. Lying about any cabinet and wrapped around a cloud of stale alcohol. My mother came down and shouted: "Out here, everyone was ....!", and then everyone began to moan to Archie, my father, come to their rescue. He barely fell, still half asleep, and he begged mom: "Come, be good, they are my colleagues." She kept yelling that they had to leave, and he explained: "They can not leave yet because the pub has not yet opened"! The camel with sweet little words and she just giving in and making breakfast for everyone ........

The holidays used to be on Friday and Saturday nights, but if the Sunday afternoon managed to collect enough empty bottles of Guinness, helmets and returned with the money they got bought a few beers to keep the party on Sundaynight .......

The back room No. 8 Whitethorn dining could have served if it had not been filled, from floor to ceiling, records and instruments. It was our music room, where my brothers organized noisy parties with friends beatniks of the art school. My Uncle Fred took a few bricks in the wall separating the kitchen from the living room to open a window through which my mother filled the cups of tea or coffee without disturbing anyone. It was like a speakeasy ......

Forty years ago none of us lives at number 8, and now there is a small porch built in front. The man who lives there now Beryl told the cousin that everyone keeps referring to the building as "the home of the Wood." One day while digging in the backyard, dug a thousand seven hundred bottles of Guinness. I admit to having used a hundred to build homes for my turtles, but I attribute it to the other my father ......

My mother told me that the house at 8 Avenue Whitethorne had a large crack that just ran through the middle. He told me that crack had opened when the house took a big sigh of relief to learn that the Wood family finally left the place.But I do not think so. Maybe it was a tiny house but the house was cheerful and full of life, and I know that was nothing but crack a smile for all the parties lived there.

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