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Lo rompió todo y de manera definitiva. Varias veces. Todo lo perdió. Varias veces.
Es desde hace décadas una sombra entre la niebla de Nova Scotia, en el Canadá más norteño. En noviembre cumplió 87 años. Vive como un ermitaño en una antigua cabaña de pescadores. Reaparece por impulsos. Tiene un genio cambiante.
Puede ser calificado como el mejor fotógrafo de la historia porque incluso cuando dejó de hacer fotos (porque le cansaban y nada le decían, porque renegó de ellas) siguió siendo el mejor.
Hoy le dedicamos la sección a Robert Frank (Suiza, 1924), cuya larga sombra, que se proyecta sobre toda la fotografía de los últimos sesenta años, es notable incluso en la ausencia.
El arte de Frank, como él mismo predicó, es objeto simple, fácil y teorizable. No se puede decir lo mismo de la persona y su reacción, porque la vida, como la fotografía, es una respuesta contra uno mismo.
1. Nace en una familia judía de buena posición económica que lo había perdido todo durante el nazismo y la II Guerra Mundial.
2. Se foguea como aprendiz de fotografía en Suiza. Autoedita su primer libro, 40 Fotos, en 1946. Es un portfolio para intentar venderse como fotógrafo. El estilo, demasiado ecléctico: contiene incluso fotos de otros autores retocadas por Frank. Fue reeditado hace unos años.
3. Viaja por Europa, pero en el continente desolado por la guerra no encuentra receptividad. En febrero de 1947 embarca en Holanda hacia los EE UU (“me voy a América, ¿cómo puede ser uno suizo?”, escribe). Sobrevive en Nueva York hasta que encuentra trabajo como colaborador habitual de la revista Harper’s Bazaar, donde hace bodegones de bolsos, zapaatos y otros accesorios de moda como protegido del gran Alexey Brodovitch, que dió cancha un puñado de los mejores fotógrafos de la segunda mitad del siglo XX (Richard Avedon, Irving Penn, Lisette Model…).
4. Brodovitch le convence para que abandone la poco ágil Rolleiflex bifocal de medio formato y se pase a la Leica III de 135 milímetros, que permite hacer fotos con una sola mano. Esta decisión cambiará la historia de la fotografía.
5. En 1948 comienza el nomadismo de Frank. Entre junio y diciembre recorre Brasil, Cuba, Panamá y, sobre todo, Perú. Autoedita dos cuadernos de espiral con las fotos. El libro Peru, publicado años más tarde, es su primera obra maestra y predice lo que vendrá.
6. Cruza el Atlántico varias veces. Traba amistad con otros buscadores de verdad (Elliott Erwitt y Bill Brandt) y viaja a Francia, Italia, Reino Unido y España. Entre marzo y agosto de 1952 vive con su mujer, la pintora Mary Lockspeiser, y el primer hijo de la pareja, Pablo, en El Grao (Valencia). Hace fotos sobre corridas de toros. Se hospedan en el hotel El Sol y, como no tienen dinero, pagan al propietario con fotos que hace Frank y que nunca han sido localizadas.
7. En el casi inencontrable catálogo Sobre Valencia, 1950, el parco Frank -muy poco amigo de teorizar- incluye una de sus más detalladas declaraciones de principios: “Blanco y negro son los colores de la fotografía. Para mí simbolizan las alternativas de esperanza y desesperación a las que la humanidad está eternamente sujeta. La mayoría de mis fotografías son de gente, vista de un modo muy simple, como a través de los ojos del hombre de la calle. Eso es algo que la fotografía debe contener: la humanidad del momento. Esa clase de fotografía es realismo. Pero el realismo no es suficiente: ha de estar lleno de visión, y las dos cosas juntas pueden hacer una buena fotografía. Es difícil describir esa tenue línea donde acaba el tema y empieza la propia mente”.
8. En 1954, con el padrinazgo de Walker Evans, fundador del moderno fotoperiodismo, Frank solicita una beca de la fundación Guggenheim. En la memoria indica que desea fotografiar en profundidad, en ciudades y pueblos de los EE UU, el rostro de una “nación cambiante”. Le dan 3.600 dólares (que amplirán en una cantidad similar dos años más tarde). Frank compra un Ford de segunda mano y se embarca en un recorrido de decenas de miles de kilómetros a través de 48 estados del país, que atraviesa de este a oeste, de norte a sur, de oeste a este y en varias direcciones erráticas más. Armado con su fiel Leica dispara 767 rollos de película (unas 27.000 fotos) durante dos años y medio. El resultado será con los años el libro de fotografía más importante de la historia, Los americanos.
9. Proteico y metafórico, real y humano, el foto-ensayo habla de política, religión, pobreza, racismo, riqueza, alienación, redención, música, juventud, medios de comunicación, nacimiento, muerte… Pese a todo, es autobiográfico: la mirada de Frank, que fue detenido varias veces por la policía, expulsado de pueblos y amenazado, está en cada foto. “Trabajo todo el tiempo, hablo poco, trato de no ser visto”, escribe en su diario. En algunas etapas embarca a su esposa y sus dos hijos (Andrea, la segunda, había nacido en 1954) en un viaje que parece comenzar eternamente y no tener fin. Duermen en el coche o en moteles baratos, se mueven por impulsos, entran en tiendas y bares, conviven con las paradojas y registran las grandezas. Nunca nadie, ni antes ni después, se tomó tan en serio un recorrido anatómico-fotográfico para diseccionar un país con ternura pero sin piedad.
10. Los americanos -83 imágenes seleccionadas por Frank tras un meticuloso y agotador proceso- provoca miedo. Es un espejo demasiado exacto. Las editoriales califican el libro de “perverso”, “siniestro” y “antiamericano” y ninguna se atreve a publicarlo. En 1958 Frank logra editarlo en Francia. La introducción la escribe Jack Kerouac: “Después de ver estas imágenes, terminas por no saber si un jukebox es más triste que un ataúd (…) Robert Frank, suizo, discreto, amable, con esa pequeña cámara, que levanta y dispara con una mano, se tragó un triste poema desde la misma América y lo pasó a fotografía, haciéndose un sitio entre los grandes poetas trágicos del mundo”, dice. En 1959, cuando el libro aparece en los EE UU, ofende a los críticos. La revista Popular Photography publica siete reseñas en un mismo número. Todas son malas menos una, que destaca el uso del contraste.
11. “Una decisión: meto la Leica en el armario. Basta de espiar, de cazar, de atrapar a veces la esencia de lo que es negro, de lo que es blanco, de saber dónde se encuentra el Buen Dios”, escribe Frank en 1960. Había empezado a tantear con el cine el año anterior, con Pull My Daisy, inspirada en un texto de Kerouac.
12. Desde entonces se dedica a destruir lo descriptivo para ahondar en su propio estado de ánimo. Ha vuelto a hacer fotos con película Polaroid o cámaras desechables, pero las interviene, superpone, raya, dibuja y escribe sobre ellas. De vez en cuando acepta encargos extraños, como fotografiar un catálogo de camisas, una convención política o la contraportada para un disco de Tom Waits, pero se muestra esquivo y prefiere pasar el tiempo grabando vídeos en los alrededores de su cabaña de pescador.
13. Andrea, la hija, murió en 1974 en un accidente de avión en Guatemala; Pablo, el primogénito, padeció esquizofrenia y murió en 1994 en un centro siquiátrico. Frank vive desde 1970 con su segunda esposa, la artista June Leaf.
14. En 1972 hizo las fotos de la portada y las cubiertas interiores del mejor disco de los Rolling Stones, Exile on Main St. Siguió al grupo en la gira de ese mismo año por los EE UU y filmó el documental Cocksucker Blues (El blues de la felación), que fue estrenado en 1975 y proyectado una docena de veces antes de que Mick Jagger y Keith Richard prohibiesen la exhibición por la imagen de brutal amoralidad que se desprende del film. A la hora de escribir esta entrada, el documental está disponible online a partir de este vínculo.
15. Casi todas las películas de Frank también pueden ser encontradas en la red. Son introspectivas y radicales. “Son los mapas de mis viajes por esta vida”, dijo de ellas. Inserto para terminar el bellísimo clip que rodó Frank en 1996 para Patti Smith.
He broke all and definitively. Several times. All lost. Several times.
Decades is a shadow in the mist of Nova Scotia, in Canada's northernmost. Served 87 years in November. Live like a hermit in an old fishing cabin. Pulse reappears. It has a changing genius.
Can be regarded as the best photographer in history because even when he stopped to take pictures (because he got tired and said nothing, because they disowned) remained the best.
Today we devote the section to Robert Frank (Swiss, 1924), whose long shadow that is cast on the entire picture of the last sixty years, is remarkable even in absence.
The art of Frank, as he preached, is the subject simple, easy and theorist. Can not say the same of the person and his reaction, because life, like photography, is a response against self.
1. Born in a Jewish family in good financial position that had lost everything during the Nazi period and World War II.
2. He cut his teeth as an apprentice of photography in Switzerland. Desktop publishing his first book, 40 Pictures, 1946. It is a portfolio to try to sell as a photographer. The style, too eclectic even contains photos retouched by Frank others. It was reissued a few years ago.
3. Travel through Europe, but on the continent devastated by war is not receptive. In February 1947 in the Netherlands shipped to the U.S. ("I'm going to America, how can you be a Swiss?" He writes). Survive in New York until she finds work as a regular contributor to Harper's Bazaar, where he still lives bags, zapaatos and other fashion accessories as a protege of the great Alexey Brodovitch, who gave tennis a handful of the best photographers in the second half oftwentieth century (Richard Avedon, Irving Penn, Lisette Model ...).
4. Brodovitch convinces him to abandon the unwieldy bifocal Rolleiflex medium format and Leica III go to 135 mm, which allows photos with one hand. This decision will change the history of photography.
5. In 1948 Frank started nomadism. Between June and December runs through Brazil, Cuba, Panama and, especially, Peru. AutoEdit two spiral notebooks with pictures. Peru's book, published years later, is his first masterpiece, and predicts what will happen.
6. Crossed the Atlantic several times. Befriends other seekers of truth (Elliott Erwitt and Bill Brandt) and travels to France, Italy, United Kingdom and Spain. Between March and August 1952, lives with his wife, the painter Mary Lockspeiser, and the couple's first child, Paul, in the Grao (Valencia). Photos ago bullfights. Hotel stay at the Sun and, having no money, pay the owner with photos that make Frank and have never been located.
7. In the almost unfindable catalog on Valencia, 1950, sparing little friend Frank-theorizing-including one of his most detailed statements of principle: "White and black are the colors of photography. For me symbolize the alternatives of hope and despair to which mankind is forever subjected. Most of my photographs are of people, seen in a very simple, and through the eyes of the man in the street. That is something that the photograph must contain: the humanity of the moment. That kind of photography is realism.But realism is not enough: it must be full of vision, and the two together can make a good photograph. It's hard to describe that fine line where it ends and begins the subject's mind. "
8. In 1954, with the sponsorship of Walker Evans, founder of modern photojournalism, Frank requested a grant from the Guggenheim Foundation. In the report indicates that your subject in depth, in cities and towns in the U.S., the face of a "nation changing." They give $ 3,600 (which amplirán by a similar amount two years later). Frank buys a second-hand Ford embarks on a journey of tens of thousands of miles through 48 states, which runs east to west, from north to south, from west to east and more erratic in many directions. Armed with his trusty Leica shot 767 rolls of film (about 27,000 photos) for two years. The result will be over the years the most important photography book in history, Americans.
9. Protein and metaphorical, real and human, the photo essay about politics, religion, poverty, racism, wealth, alienation, redemption, music, youth, media, birth, death ... Still, is autobiographical: the look of Frank, who was arrested several times by police, expelled from towns and threatened, is in each photo. "I work all the time, speak little, try not to be seen," he writes in his diary. At some stages embarks on his wife and two children (Andrea, the second, was born in 1954) on a journey that forever seems to start and no end. They sleep in the car or cheap motels, are moved by impulses, entering shops and bars, live with the paradoxes and record the greatness. No one, neither before nor after was taken so seriously a photographic journey to dissect anatomical a country with tenderness but without mercy.
10. Americans -83 images selected by Frank after careful and exhausting process, creates fear. It's a mirror too precisely. The publishers describe the book as "perverse," "sinister" and "un-American" and no one dares to publish it. In 1958, Frank manages to edit it in France. The introduction is written by Jack Kerouac: "After seeing these pictures, you end up not knowing whether a jukebox is sadder than a coffin (...) Robert Frank, Swiss, unobtrusive, nice, with that little camera that shoots up and a hand, swallowed a sad poem from the same Latin and passed it to photography, making it a place among the great tragic poets of the world, "he says. In 1959, when the book appears in the U.S., critics offended. Popular Photography magazine publishes seven reviews in the same number. All bad but one that emphasizes the use of contrast.
11. "A decision: stick my Leica in the closet.Stop spying, hunting, trapping sometimes the essence of what is black, what is white, know where the Good God, "writes Frank in 1960. He had begun to grope with the cinema last year, with Pull My Daisy, a text inspired by Kerouac.
12. Since then it has destroyed the descriptive to delve into their own mood. He has returned to take pictures with disposable cameras or Polaroid film, but the intervention, overlaps, dash, draw and write about them. From time to time accept foreign orders, as photographing a catalog of shirts, a political convention or cover for an album of Tom Waits, but he is shy and prefers to spend time recording videos around his hut of a fisherman.
13. Andrea, daughter, died in 1974 in a plane crash in Guatemala, Paul, the eldest son, suffered schizophrenia and died in 1994 at a psychiatric center. Frank has lived since 1970 with his second wife, the artist June Leaf.
14. In 1972 he took the pictures of the cover and the inside covers of the best album of the Rolling Stones, Exile on Main St. He followed the group on tour that year by the U.S. and filmed the documentary Cocksucker Blues (the Bluesfellatio), which premiered in 1975 and projected a dozen times before Mick Jagger and Keith Richard prohibiting the exhibition by the image of brutal amorality that emerges from the film. At the time of this writing, the documentary is available online from this link.
15. Almost all the films of Frank can also be found on the net. They are introspective and radicals. "These are the maps of my travels through life," he said of them. Insert to complete the beautiful clip filmed in 1996 for Frank Patti Smith.
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