Peligrosos, bellos y llenos de vida pese a tanto vicio. Los Rolling Stones lucían mejor que nunca en 1970. Todos les aclamaban como "the best rock and roll group in the world" ("el mejor grupo de rock and roll del mundo"), como decía la locución que anunciaba su entrada en escena en cada concierto.
Al fotógrafo inglés Peter Webb le encargaron retratar a la banda, que estaba buscando ideas para el lanzamiento del que sería su décimo primer disco de estudio. En la primera cita les habló de una idea un tanto rebuscada: los músicos, con ropa victoriana, a bordo de un bote. Cuando Mick Jagger bostezó, Webb supo que no iban por ahí los tiros.
Quedaron en el estudio, unas antiguas caballerizas en Park Village East, en el centro de Londres, unos días más tarde. El fotógrafo aprovechó el tiempo para prepara un plan b, inspirado en las fotos de estudio de Irving Penn.
Preparó un fondo neutro y degradado pintado a mano. Iluminó el set de forma nada dramática, con luz de tonos naturales. Cruzó los dedos. Le habían advertido que los Stones, al contrario de lo que había pensado, no eran nada naturales para posar ante las cámaras de fotos. "Ten cuidado. Dirígelos o terminarán haciendo el signo de la paz", le advirtió alguien cercano que conocía al grupo.
Se quedaron de pie, como niños de colegio en una fila"No les gustó que no hubiese vestuario preparado, pero, lejos de plantear problemas, se quedaron de pie, como niños de colegio en una fila. No sólo seguían mis instrucciones, sino que eran realmente tímidos ante la cámara. Me pareció inesperado", recuerda Webb.
Webb cerró las puertas del estudio y se quedó a solas con los cinco músicos. Les dió tiempo a que se hicieran con el espacio y empezó a disparar fotos. De vez en cuando, reordenaba la colocación de los músicos.
Tras una media hora sin resultados satisfactorios, les pidió que uno de ellos se separase hacia la izquierda y gesticulase. Jagger, tan figura como siempre, se prestó voluntario y bostezó mientras Keith Richards hacía un gesto de baile y Bill Wymann se tocaba la nariz. "¡Eureka!, pensé. Tengo la foto".
El retrato -uno de los más simbólicos del grupo- fue incluido en el interior de Sticky Fingers, el disco que salió a la venta en abril de 1971 y el primero editado con el sello de la compañía Rolling Stones Records, que montaron, en 1970, tras el final de su contrato con Decca.
Mick Jagger me dijo: 'Hora de los pasaportes, ¿no?' Los descartes de la sesión de fotos serán expuestos en la galería Snap de Londres en la muestra Sticky Fingers : The lost sessions. La exposición incluye también una serie de retratos de medio formato que Webb hizo a cada uno de los músicos. El fotógrafo recuerda que Jagger le comentó: "Hora de los pasaportes, ¿no?". Mientras posaba, el cantante añadió: "¿Y aquella gran idea del bote y la ropa victoriana?".
Grabado entre 1969 y 1970, en parte en los estudios Muscle Shoals (Alabama - EE UU), los preferidos de Wilson Pickett, Aretha Franklin y los Staple Singers, Sticky Fingers fue el disco más bluesy publicado hasta entonces por los Rolling Stones y el primero sin Brian Jones, muerto en julio de 1969 y sustituido por Mick Taylor, que acababa de cumplir 20 años.
Además de una cantidad inusual de temas clásicos (Brown Sugar, Bitch, Can You Hear Me Knocking, Wild Horses, Sister Morphine, Dead Flowers), Sticky Fingers, que fue número uno en ventas en los EE UU e Inglaterra, alcanzó una polémica notoriedad por la carpeta, diseñada por Andy Warhol: una foto frontal de unos pantalones vaqueros con una cremallera real que, al ser abierta, descubría unos calzoncillos de algodón blanco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario